Lasaña sin Masa

Bruschetta Toscana

Esta lasaña vegetariana es tan reconfortante como la versión tradicional, pero muy baja en carbohidratos.
Precalienta el horno a temperatura media. Prepara una fuente del tamaño adecuado. Lava y corta en láminas finas los zapallitos italianos. En una olla con abundante agua hirviendo con sal, cuece estas láminas, que deben quedar al dente. Reserva.
Pela y pica finamente el ajo, dejándolo sumergido en aceite de oliva.
Prepara la salsa blanca calentando la leche con la nuez moscada y cuando levante hervor añade la maicena diluida en leche fría. Revuelve suavemente sin parar, raspando el fondo de la olla, hasta que la salsa espese y se vea translucida. Añade 100 g de Reggianito Santa Rosa recién rallado y revuelve.
Para el armado, coloca una capa de salsa blanca en el fondo de la fuente y repártela.
Sobre ella, dispón una capa de zapallo italiano, otra de mozzarella, unas cucharaditas bien repartidas de pesto y salsa de tomate.
Añade la siguiente capa de zapallo, más mozzarella, pesto y salsa de tomate, agregando la vez siguiente, la salsa blanca. Sigue agregando capas, terminando con salsa blanca. Espolvorea generosamente con queso Reggianito rayado.
Lleva al horno hasta dorar. Sirve decorado con hierbas frescas.

INGREDIENTES (para 4 personas)

  • 5 zapallos italianos grandes, bien frescos y firmes, cortados en tajadas delgadas.
  • 150 g queso Reggianito finamente rallado.
  • 200 g de Mozzarella, en láminas finas.
  • 500 cc de salsa de tomates tipo passata.
  • 120 g de pesto listo (en conserva).
  • 1 l de leche.
  • 3 cucharadas de maicena disuelta en 1 taza de leche.
  • 1 cucharadita de nuez moscada.
  • Sal y pimienta a gusto.
  • Hierbas aromáticas a gusto para decorar: orégano fresco, albahaca.

DATO EXPERTO

Asegúrate de incluir sabores y aromas en tus recetas. En este caso, la salsa de tomate, ligeramente ácida, el pesto, aromático y cremoso, la salsa blanca al Reggianito, láctea y con el sabor del queso, la mozzarella cremosa, aportan sabores y texturas que combinan y contrastan con la frescura sencilla de los zapallos italianos.

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